- Lo siento. Ya no es lo mismo que antes...
*Piiiiiiii piiiiiiiiiii piiiiiiii*
-Silencio-
Algo cambió en su mente, de repente, nada tubo sentido. Soltó "el club de los corazones solitarios" por la página cincuenta. El marca páginas que él le regaló calló al suelo.
Sus piernas se aflojaron. Se dejó caer sobre la silla roja de su escritorio.
No tenía fuerzas. No pensaba nada. Simplemente una lágrima nació en su ojo izquierdo, mojando su mejilla. Resbalando por su barbilla, calló en su camiseta negra, que se encontraba arrugada. Abey road, desgastada. Un regalo de cumpleaños.
Empezó a hiper ventilar, se levantó a duras penas y consiguió llegar al despacho de su padre. Entró sin llamar.
No había nadie. Su cara se estremeció. Seguía hiper ventilando.
Todo empezó a oscurecerse abrió más sus ojos y lo único que consiguió fue que ver doble... borroso
Su cuerpo se desplomó. Se golpeó la cabeza contra el gotelé de la pared.
La sangre empezó a brotar.
Lo último que escuchó fue el sonido de unas llaves abrir la puerta, caer unas bolsas y gritos. Muchos gritos.
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