viernes, 31 de diciembre de 2010

Perla roja brillante.

Se tambalearon y cayeron de las sillas llenos de aceite y grasa, manchados de comida y pesados como cerdos. Eché a correr mientras las luces de los restaurantes y cafés se encendían. Los oscuros fantasmas semi trasparentes me comenzaron a rodear. Seguí corriendo, como si mi vida dependiese de ello, a su vez seguí buscando a mis padres. Bajé unas escaleras decoradas con una estatua en forma de rana, estaba recubierta de hierbas y musgo. Continué corriendo. Bajé otras escaleras y me metí de lleno en un río por el que navegaba un barco de vapor. Se abrieron las puertas del barco y empezaron a salir mascaras con sombra, y al bajar del barco, se convirtieron en seres opacos de color rojo, con sombrero y máscara. Tenía que ser un sueño. A lo lejos vi las luces de un castillo y comencé a llorar. Me miré las manos y me dí cuenta de que estaba desapareciendo, ¡me estaba volviendo trasparente!. Alguien me tocó la espalda, era Haku, me agarró la mano con fuerza y me dijo que lo siguiera. Me llevó a un lugar seguro y me hizo comer una perla roja brillante, según el para no caer en la maldición y desaparecer. Volví a ser como siempre.

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