domingo, 4 de diciembre de 2011

Sin quererlo.
Sin desearlo,
sus corazones
se encontraron.


Una casualidad como otra cualquiera, a no ser que no creas en las casualidades.
Se conocieron en un lugar diferente al que acostumbraban; ella con gracia, él con misterio.
Dos dias pasaron entre miradas y sonrisas.
En la ladera del parque, intercambiaron sentimientos-Todo parecia precioso, perfecto.- daba la impresión de que sería eterno-Tenia fecha de caducidad, en cambio-.

El tiempo corria, pero aprobechaban cada instante.
Cómo una película, todo acabó. Quedaron en verse, seguir en contacto, etc. Pero exactamente, cómo en las películas, todo acaba ahi.


*Escrito en julio del 11 y dedicado a un amor de verano, francés.

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